Sentir amor por el trabajo es una experiencia que muchos buscan y valoran, ya que implica una conexión emocional con la labor que se realiza y puede proporcionar sentido de pertenencia, propósito y satisfacción. Si lo sientes así, haces parte de un privilegiado grupo: Solo 13% de las personas en el mundo aman su trabajo (Fuente: Gallup). Sin embargo, es importante entender que amar lo que se hace, no significa estar emocionado todos los días.

Es común pensar que sentir que ese amor se traduce en sentir una gran emoción y entusiasmo cada día al llegar a la oficina o a tu lugar de trabajo. Pero la realidad es que no es una emoción constante, sino más bien una actitud general hacia lo que se hace.

Incluso las personas más apasionadas por su trabajo tienen días malos y/o momentos de frustración. A veces, las tareas pueden ser tediosas o desafiantes, y la motivación puede verse afectada. Pero esto no significa que el amor por el trabajo se haya desvanecido o que la persona haya perdido su pasión.

El amor por el trabajo también implica un compromiso con la labor que se realiza, incluso en los momentos difíciles, conocido también como Employee Brand Engagement. Se trata de perseverar a pesar de los obstáculos y de encontrar la satisfacción en el proceso, no solo en los resultados.

Además, no necesariamente significa que el trabajo sea perfecto o ideal en todos los aspectos. Incluso en un trabajo que se ama, pueden existir aspectos desafiantes o áreas de mejora. La clave es encontrar el equilibrio entre lo que se disfruta y lo que se necesita mejorar.

Otro aspecto importante a considerar es que el amor por el trabajo puede evolucionar con el tiempo y esa evolución depende de cada uno de nosotros y de cómo asumamos los cambios constantes del mundo actual, pero también en buena parte depende de qué tan afín a nosotros es la cultura de la compañía y de las experiencias que tengamos con la marca en cada punto de contacto : Desde el momento en que fuimos atraídos para trabajar en ella, hasta el momento de nuestro retiro.

Las personas pueden sentirse apasionadas por un trabajo en particular durante una etapa de su vida, pero con el tiempo, sus intereses y necesidades pueden cambiar. Esto no significa que el amor por tu trabajo no haya sido genuino o que estés desubicado laboralmente, sino que las personas evolucionamos y crecemos.

Amar lo que se hace, se trata más bien de una actitud general hacia nuestras labores cualquiera que sean, que implica transformarnos todos los días como profesionales y seres humanos, un alto nivel de compromiso y gran perseverancia para superar los momentos difíciles.

Y si definitivamente no logras amar lo que haces, haz un cambio cuanto antes en la medida que puedas.

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